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En el artículo que ha servido de introducción al tema de las estaciones intermedias ya mencionábamos que en las memorias del Funicular de Archanda I, que perduró desde 1915 hasta su destrucción parcial en 1937, ya se contemplaba la instalación de una “estación intermedia” precisamente en mitad del recorrido para conectar con el recorrido de Vía vieja de Lezama. Ese adjetivo, intermedia, da lugar a confusión puesto que parece que este tipo de estaciones secundarias han de colocarse, siempre, en mitad del recorrido lo cual no es, ni en todo ni en parte, cierto. Las estaciones intermedias se situarán en los puntos que mencionábamos en el artículo introductorio, es decir, allí donde la Empresa consiga tráficos que mejoren su rentabilidad, bien sea esta económica o social. (Objetivo que ha de buscar siempre una entidad pública, aunque no a cualquier precio, cierto también).
Sí estableció una estación intermedia el funicular que sirvió de “modelo” al funicular de Archanda, es decir, el funicular de San Sebastián al Monte Igueldo que podemos contemplar en la imagen de la izquierda. En este caso sí existió este apeadero y precisamente, como podemos contemplar en la fotografía,  en mitad del recorrido al inicio del cruce, uno de los lugares más habituales de colocarlas pero no el único, como decimos.

En la mayoría de los funiculares que he tenido la suerte de poder visitar existe alguna estación intermedia, algún punto donde los viajeros prefieren subir o bajar del funicular sin ser la estaciones extremas. Algunos muy concurridos otros, sin embargo, meramente instrumentales, muy secundarios pero en donde se puede subir y/o bajar del vehículo, aunque sea para que un pastor pueda acercarse a su rebaño.

En lo que queda de este artículo y los siguientes voy a intentar mostrar algunas de estas estaciones intermedias para que podamos juzgar si el funicular que nos ocupa, el Funicular de Artxanda, “el funi”, nuestro funi,  ha podido o no, ha necesitado o no, alguna estación intermedia, teniendo en cuenta que la necesidad de estas estaciones intermedias no creo haya cambiado en estos años aunque sí las circunstancias en la que se mueve ahora nuestro funi. Ustedes juzgarán.

En la imagen podemos ver una moderna estación intermedia. Se trata de la estación intermedia del funicular Heidelberg (Kornmarkt) – Molkenkur que es una estación especialmente utilizada puesto que conecta directamente con el Castillo de Heidelberg siendo por tanto más utilizada incluso que la estación superior de este primer tramo, Molkenkur, de este extraordinario funicular compuesto por dos secciones, la ya mencionada y la superior que conecta Molkenkur con la cumbre del monte Kögnisthul desde donde se vislumbran unas espectaculares de la ciudad de Heidelberg. En este caso, sin ninguna duda, la estación intermedia no solo está justificada sino que sería la que proporcionaría el impulso para la construcción del propio funicular. Es por tanto una estación extremadamente sofisticada con todas, absolutamente todas, las necesidades de todo tipo de pasajer@s;  fácil acceso para personas con movilidad reducida, cómodo tránsito, etc. Se soluciona creando unas plataforma horizontales que suponen un paso superior para el funicular.

Es cierto que la obra parece algo compleja y creo recordar que es parecida a la que en su día se solicitaba desde cierta plataforma vecinal del barrio de Uribarri como estación intermedia para el funicular de Artxanda. Podremos contemplar otras, también perfectamente funcionales, y que cumplen muy bien su objetivo sin la aparente complejidad de la que contemplamos.

Tendremos ocasión de ver en la sección “otros funis” este maravilloso funicular germano pero permitirme os muestre al menos una fotografía con un coche llegando a la estación superior de la sección alta del funicular y desde donde podemos contemplar una bonita vista de esta ciudad germana, que diera nombre a una ya extinta especie del género Homo (heidelbergensis). No se extinguió, sin embargo, el  funicular que por cierto pasó por muchas dificultades, al menos su parte superior, tal y como nos relató un trabajador del mismo, de visita casual en nuestro funi. Esperemos que no, que no se extinga, y que pueda seguir proporcionando vistas como estas.

Parte III