Los primeros años del Funicular de Artxanda. (I). Un muro que cae.
Historia 8 de diciembre de 2020Ya pudimos hablar sobre las precarias condiciones en las que se tuvo que inaugurar el Funicular de Archanda. Fue un 7 de octubre de 1915 pero de forma parcial puesto que algunas otras infraestructuras tuvieron que esperar unos meses más. De todo ello se hacía eco en las primeras memorias de la Sociedad que abarcaban los ejercicios 1915, 1916 y 1917.
Señores accionistas: Cumplimos gustosos el deber de reunirnos para daros cuenta de nuestra gestión administrativa, desde la inauguración de la explotación hasta el 31 de Diciembre de 1917. El escaso entusiasmo que despertó la constitución de esta Sociedad entre los capitales bilbaínos, es, a juicio nuestro, la causa de los múltiples obstáculos y vicisitudes por que va atravesando desde su fundación.
Todos conocéis, en parte, la serie de dificultades que hemos hallado en nuestra gestión. La lenta y escasa suscripción a las Acciones, nos sugirió la idea de inaugurar la explotación de los inmuebles sin aguardar a su terminación [2], a pesar de los inconvenientes que siempre ofrecen estas premuras por la carencia del necesario confort en las instalaciones, que viene a ser en suma lo que más caracteriza a este género de empresas. Sin embargo, afrontamos resueltamente la situación, esperanzados en una reacción favorable a nuestro negocio.
También podemos comprobar en las dos últimas fotografías, que en este primer momento ese muro que bordeaba la pista de patinaje, uniendo la estación superior del funicular de Artxanda y el Casino, tenía una altura que impedía ver las acrobacias de los esforzados patinadores/as si no fuera desde las gradas interiores de la pista. ¡¡Casi siempre somos los primeros/as!! Porque quizás en el fondo la razón de esos muros no era muy distinta. Ya dijimos en otra entrada de esta web que los responsables querían acercar a todo tipo de gente a sus instalaciones pero con la premisa de “Juntos sí, pero no revueltos” y quizás pensaran que esta moda del skating era para un tipo de gente y no para otra. Lo cual no dejaba de ser una estupidez porque a la gente le gusta ver… pero también y, principalmente, ser vista. Y los obstáculos que, como en este caso lo impiden, no molaban. Y el inoportuno muro… cayó. (Como cayó el otro al que hemos hecho referencia… pero no espabilamos y seguimos construyendo muros y más muros, no físicos precisamente sino mayormente mentales). [1] Obligaciones hipotecarias que fueron las que le dieron el control indirecto a D. Marcelino Ibáñez de Betolaza que aunque también disponía acciones pudo vislumbrar más posibilidades de retorno de su inversión en las Obligaciones. [2] Ya hemos podido leer en este artículo los retrasos que sufrieron tanto la pista de patinaje como el Txakoli. |