Ya pudimos hablar sobre las precarias condiciones en las que se tuvo que inaugurar el Funicular de Archanda. Fue un 7 de octubre de 1915 pero de forma parcial puesto que algunas otras infraestructuras tuvieron que esperar unos meses más. De todo ello se hacía eco en las primeras memorias de la Sociedad que abarcaban los ejercicios 1915, 1916 y 1917.

Señores accionistas:

Cumplimos gustosos el deber de reunirnos para daros cuenta de nuestra gestión administrativa, desde la inauguración de la explotación hasta el 31 de Diciembre de 1917.

El escaso entusiasmo que despertó la constitución de esta Sociedad entre los capitales bilbaínos, es, a juicio nuestro, la causa de los múltiples obstáculos y vicisitudes por que va atravesando desde su fundación.

Es lógica demostración de este aserto, la creación de nuestras Obligaciones hipotecarias [1] y el número de Acciones que aún tenemos en Cartera.

Todos conocéis, en parte, la serie de dificultades que hemos hallado en nuestra gestión. La lenta y escasa suscripción a las Acciones, nos sugirió la idea de inaugurar la explotación de los inmuebles sin aguardar a su terminación [2], a pesar de los inconvenientes que siempre ofrecen estas premuras por la carencia del necesario confort en las instalaciones, que viene a ser en suma lo que más caracteriza a este género de empresas. Sin embargo, afrontamos resueltamente la situación, esperanzados en una reacción favorable a nuestro negocio.

Ya pudimos hacernos describir, efectivamente, las precarias condiciones con las que comenzó a rodar el funi y su entorno. Pocos meses después, un 13 de agosto de 1916, se abriría el Restaurant-Popular, el txakoli (arriba), un precioso edificio cuya ala más atractiva la podemos contemplar en la fotografía de al lado donde también vemos ya la popular pista de patinaje, skating rink, que se inaugura el 1 de septiembre de 1916. Como vemos y tal como relata esa primera Memoria de la Sociedad, la idea del Parque en Artxanda ya va tomando forma con la mayoría de las infraestructuras previstas ya construidas aunque con una de las características esenciales de todo parque que se precie, la zona verde, el arbolado, todavía ausente y donde tan solo apreciamos esos retoños recién plantados.

También podemos comprobar en las dos últimas fotografías, que en este primer momento ese muro que bordeaba la pista de patinaje, uniendo la estación superior del funicular de Artxanda y el Casino, tenía una altura que impedía ver las acrobacias de los esforzados patinadores/as si no fuera desde las gradas interiores de la pista. Pero ya podemos adelantar que ese muro caería pocos años después  rebajando su altura y que ya podemos contemplar en la siguiente fotografía. También vemos que aquellos retoños recién plantados iban creciendo. La “caída” del muro ocurrió en 1919, es decir, 70 años antes de que aquel otro muro que separaba dos partes de la dividida ciudad de Berlín lo haría también.

¡¡Casi siempre somos los primeros/as!!

Porque quizás en el fondo la razón de esos muros no era muy distinta. Ya dijimos en otra entrada de esta web que los responsables  querían acercar a todo tipo de gente a sus instalaciones pero con la premisa de “Juntos sí, pero no revueltos” y quizás pensaran que esta moda del skating era para un tipo de gente y no para otra. Lo cual no dejaba de ser una estupidez porque a la gente le gusta ver… pero también y, principalmente,  ser vista. Y los obstáculos que, como en este caso lo impiden, no molaban. Y el inoportuno muro… cayó. (Como cayó el otro al que hemos hecho referencia… pero no espabilamos y seguimos construyendo muros y más muros, no físicos precisamente sino mayormente mentales).

continuará

[1] Obligaciones hipotecarias que fueron las que le dieron el control indirecto a D. Marcelino Ibáñez de Betolaza que aunque también disponía acciones pudo vislumbrar más posibilidades de retorno de su inversión en las Obligaciones.

[2] Ya hemos podido leer en este artículo los retrasos que sufrieron tanto la pista de patinaje como el Txakoli.