En esta serie de entradas que veremos en los próximos días examinaremos el tortuoso camino que tuvieron que sufrir los promotores de nuestro “funi” hasta que años después se pudiera inaugurar esta obra y todo ello con la intención de, como se dice ahora, poner en valor estas dificultades en que tuvo que luchar nuestro “funi” que finalmente, consiguió remontar la ladera de Artxanda.

Hemos escuchado hasta la saciedad que el Funicular de Archanda fue el traslado de un modelo exitoso de funicular y parque desde la vecina Donostia a Bilbao por el hecho de que fuera Evaristo Sanmartín y Larraz, gerente de la Sociedad Monte Igeldo quien solicitara, a su nombre, la nueva concesión para la construcción del funicular, gestión que no se sustanciaría hasta pocos meses antes de la inauguración y así no pillarse los dedos con los nuevos plazos que se imponían a este tipo de construcciones (Inicio de las obras en tres meses desde la concesión y un año para finalizarlas). Todo ello para que no pasara lo mismo que lo acontecido en el otro intento de creación de un funicular al monte Artxanda, el Funicular de Pikotamendi.

¡¡Al menos no se obtuvo la concesión con el funicular ya en funcionamiento como sucedió en el funicular al Monte Igeldo!!

Es absolutamente cierto que muchos miembros del primer Consejo de Administración del funicular de Artxanda lo eran también del donostiarra con la incorporación de  algunos otros más cercanos al ámbito bilbaíno y vizcaíno. Pero también es cierto que ya Bilbao había realizado algún intento anterior, tanto de construir un funicular como de un Parque, en este caso en varias ocasiones, todas infructuosas. Y que algunos de los que fueran sus promotores como fueran nuestros vecinos Marcelino Ibáñez de Betolaza, quizás acompañado con su socio y después emparentado Ignacio Ituarte (Juntos dirigían una factoría junto a la estación inferior del actual funicular) ya habrían visitado otros funiculares en lugares como Suiza desde donde también importarían la idea de construir un funicular en Bilbao. El primero de ellos fue el primer Presidente del Consejo de Administración de la Sociedad y el que, como veremos, consiguió mantener el barco a flote.

La primera fecha a apuntar en la Cronología del Funicular de Archanda es la del 1 de Agosto de 1913 en la que el ya citado Evaristo Sanmartín y Larraz en condición de promotor y el afamado arquitecto Pedro Guimón firmaron un contrato con Valentín Areitioaurtena para realizar las obras del mismo por lo que suponemos que meses antes ya se tendrían planos, bocetos, etc. de la futura obra.

Si tenemos en cuenta que el Funicular al monte Igeldo se inauguró el 12 de Agosto de 1912 podríamos deducir que sería a primeros del 1913, viendo las cifras que obtendrían en Donostia,  cuando decidieron formalmente  “exportar” la idea a  Bilbao.

Hermosos, muy hermosos nos parecen los edificios diseñados por Pedro Guimón para  la estación superior del funicular, Casino y Txakoli. Veremos cómo quedarían finalmente.

De la misma manera que van presentándose estos planos se van solicitando los permisos correspondientes a las autoridades. En el mismo mes, el 16 de Agosto de 1913 se solicitan al Consistorio bilbaíno y un mes más tarde, un 19 de septiembre, hacen lo propio con el de Begoña, pues recordemos la mayoría del trazado, incluidas las tres infraestructuras que vemos arriba correspondían a esta república, antes independiente de Bilbao.

Otras infraestructuras  de la obra serían el espectacular viaducto  erigido en la parte inferior del recorrido y, sobre todo, tanto la estación inferior del funicular como el túnel que habría de transitar bajo el muro que sustentaría el por entonces Matadero de Bilbao. El 25 de Agosto ya se solicitó al Consistorio el permiso correspondiente para horadar el mencionado túnel y comenzaron las dificultades; algunas reales puesto que por las mismas fechas se estudiaba la posibilidad de una ampliación del Matadero y según algunos, ambas obras serían incompatibles. Otras razones podrían ser también la quizás pequeña enemistad por llamarlo de alguna manera entre los arquitectos Pedro Guimón, quien representaba los intereses del Funicular de Artxanda y Ricardo Bastida quien hacia lo propio con los del Ayuntamiento de Bilbao.

Sea como fuere y este eslabón del túnel del matadero fue el más débil para la finalización del añorado funicular… ¡Y el parque del que, por fin, disfrutaría Bilbao!

Año 1914

 

Artxandako Funikularra, 1915-2015.  Juanjo Olaizola Elordi y Joseba Barrio Ezkerra