Decíamos en una entrada anterior que quizás el lugar conocido como El Olimpo en las inmediaciones de la Plaza de La Salve de Bilbao habría podido inspirar la construcción de un funicular en sus inmediaciones. Es una mera hipótesis pero al estar tan cerca el inicio del funicular del Olimpo podría ser. La iniciativa partió del empresario Juan Alonso Allende aunque encontró en su camino muchas   dificultades, unido al hecho de que en ocasiones parece  que no sabía muy bien en qué terreno se estaba moviendo. Una de las principales dificultades sería el hecho de tener que recabar permisos hasta de  cuatro municipios como eran Bilbao, Deusto, Begoña y Sondika, para sus instalaciones. Otra dificultad fue el hecho de que le hicieran  variar tanto los aspectos técnicos, acomodándolo  a un  funicular tradicional con dos vehículos en vez de uno como parece quería instalar en un principio (¡Incluso le obligarían a disponer de un tercero!) teniendo finalmente que desistir cuando las dificultades se hicieron insalvables. El recorrido partiría en un principio desde el mismo borde de Ría prácticamente junto a las  vías del tranvía que ya por aquellos entonces circulaba mediante tracción eléctrica y comenzaría el recorrido atravesando bajo el viaducto de la Salve.

¡Pues no empezábamos bien puesto que intentar adquirir unos terrenos de “primera” (como eran o se convertirían en poco tiempo) a precios de expropiación forzosa no tenía visos de colar por lo que seguramente  por esto y otros motivos tuvo que presentar un nuevo trazado, un replanteo, en donde simplemente se limita  trasladar el trazado unos metros hacia el norte y otro hacia el este dejando la longitud y otras variables inalteradas. De esta manera el recorrido ya comenzaría desde el otro lado del viaducto. Pese a todo siguió adelante con el proyecto pero, aparte de lo ya comentado, lo que no pudo conseguir y en este caso no eran cuestiones demasiado insalvables fue el derecho a poder adquirir terrenos colindantes al trazado del funicular donde instalar las diversas atracciones que darían sentido al proyecto, al igual que lo hicieran funiculares anteriores o, sin ir más lejos, el que posteriormente sería el Funicular de Artxanda. Y, ¡¡claro está!!, poder hacerlo a precios de expropiación forzosa, es decir, más asequibles que el precio de mercado. Y esto no pudo ser porque muchos de los afectados por estas expropiaciones se unieron para litigar en contra, entre otros, los padres Jesuitas… ¡¡Con la Iglesia hemos topado!! 

¿Lugar de recreo?       ¡¡Ni hablar!! 

-pensarían las autoridades eclesiásticas- Quizás habría tenido mayor fortuna nuestro emprendedor, al menos con la Iglesia, si en vez de instalar un funicular dedicado a facilitar el ocio ciudadano lo hubiera planteado, como en otros muchos lugares, al culto tal y como hemos conocido en los funiculares (elevadores) lusos en Viana do Castelo (Funicular de Santa Luzia), Braga (Funicular del Bom Jesús), Montevergine en Italia, Santa Cova, Montserrat-Catalunya, Madonna del Sasso, Locarno-Suiza, Montmartre, Paris, en cierta medida también, etc. 

Finalmente lo único que pudo conseguir  Juan Alonso Allende fue que le devolvieran el dinero de la fianza depositada, frustrándose tanto el deseo de construir un funicular al monte Artxanda como una zona de esparcimiento que tanto necesitaba Bilbao (Pero que siempre se planteaba en terrenos que no eran de Bilbao lo que no ayudaba a su impulso público). Arriba podemos observar por dónde hubiera transcurrido el no nacido funicular. Cierto es que hoy en día hubiera proporcionado algunas vistas bonitas de lo que consideran “el nuevo símbolo de Bilbao”, el museo Guggenheim. Lo podrás comprobar en una de las excursiones que te recomendaremos como sería el ascender en Funicular  y descender por toda esa ladera aunque hoy en día, como ves, muchas carreteras invaden su parte baja, desapareciendo la campa de “la pesetita” así llamada porque era el precio que se cobraba a los ganaderos por dejar pastar allí su ganado previo a su destino final: El Matadero de Bilbao situado en Tiboli. Campa que, por otros motivos, tienes recuerdos imborrables para el que esto escribe.

En resumen, decir que el intento de este funicular comienza un 17 de enero de 1902 y concluye el 8 de agosto de 1910 en que el Gobierno de España  autoriza la devolución de las 7256,37 pesetas de la fianza. Entremedias, como ya hemos indicado en parte en este artículo, propuestas, contrapropuestas, proyectos, contraproyectos, inicios de obras aparentes, etc., que podrás profundizar si así lo deseas mediante esta referencia. [1]

 

Bibliografia:

[1] El Funicular de Artxanda, 1915-2015. Juanjo Olaizola Elordi y Joseba Barrio Ezkerra